Por Wendy Jiménez | Publicado en Luchadoras
“Cuando las mujeres trabajamos en equipo somos imparables”, dice convencida Priscila Filísola, maratonista queretana y creadora del club de entrenamiento “Y además corredora”, un espacio que fue creado para que mujeres atletas puedan ayudarse unas a otras y con ello romper la constante ideas de que este deporte es una competencia y no puede hacerse en equipo.
Guiada por la necesidad de abrir espacios de desarrollo deportivo exclusivo para ellas, Priscila puso en práctica la empatía, el apoyo moral y emocional, tejiendo lazos increíbles de amistad y acompañamiento; desde que este espacio descubre historias de superación que inspiran a otras corredoras y en donde lo importante no es ganar o ser mejor que la otra, sino ayudarse entre todas a cumplir sus objetivos deportivos y personales.
Con el paso de los años, meditando su propia historia y conociendo la vida de algunas de las mujeres que se acercan a ella, reconoció que la práctica del deporte debe permear en otros aspectos como la eliminación de la violencia de género a través de que las mujeres reconozcan la fuerza y el poder que tienen.
Ello en un país en donde la violencia de género y el feminicidio se han convertido en nota diaria dentro de espacios periodísticos. Según datos de Amnistía Internacional, en México se cometen 10 feminicidios al día. En los primeros dos meses de este 2019 se registraron 568 muertes violentas de mujeres en todo el país.
La práctica de cualquier actividad deportiva influye de manera positiva en la salud física y mental de quien la práctica, el proyecto de “Y además corredora” va más allá, busca que las mujeres aprendan a pensar críticamente para que puedan emplear su criterio a la solución de problemas y así, erradicar cualquier tipo de violencia contra ellas.
Priscila define el correr como una manifestación de amor propio en la que le dedica tiempo a una actividad que le apasiona y en la que es protagonista. Que la hace ser la mujer que quiere ser y donde aprendió a vivir su propia vida más allá de su rol como madre, hija, hermana y profesionista. Asegura que las carreras y entrenamientos no se quedan en las pistas, la disciplina y compromiso se trasladan a otras partes de la vida cotidiana.
Confíen en ustedes, en su fortaleza, en que pueden lograr lo que se propongan. No hay peor vida que vivir la vida que no es tuya, luchen por la vida que las hace felices, no tengan miedo, traten de superarse siempre y demostrarse lo fuerte que son y que pueden llegar a ser”.
Fomentar el poder, la autoestima y la autonomía a través del deporte
El empoderamiento de las mujeres a través del deporte es un tema que empieza a colocarse en la agenda pública a nivel mundial, un ejemplo es el programa “Una victoria lleva a otra” que se dio en Brasil en el 2016, impulsado por la ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional. Esquema deportivo comunitario interesado en crear una generación de mujeres fuertes, seguras y empoderadas a través del fútbol.
Como parte del legado de las olimpiadas de Río 2016, se crearon programas deportivos de calidad para jóvenes y niñas que aportan un mejoramiento en su habilidad para influir en las decisiones que impactan en sus vidas.
El proyecto dio pie a la creación de espacios seguros que les permitan romper barreras sociales, aumentar el conocimiento de su cuerpo y la confianza para acceder a los servicios en caso de violencia. Además, las provee de competencias económicas básicas para poder resolver cualquier dificultad que pudieran enfrentar en un futuro cercano o en su vida adulta.
Priscila Filísola ha creado una comunidad de mujeres corredoras no sólo en la ciudad de Querétaro, hoy en día tiene un equipo virtual con corredoras de otros estados de la República Mexicana al que se sumaron deportistas de otros países como: Estados Unidos, Brasil, Chile y París, además de fijarse metas deportivas, se busca la recuperación de espacios físicos, adquieren la capacidad de decidir sobre su cuerpo, logrando un empoderamiento que se refleja en su vida en general.
La inspiración más fuerte la encuentro en todas las corredoras, desde las de elite hasta las que empiezan a correr sus primeros dos, cinco o 10 kilómetros. Tener el privilegio de que me compartan sus historias, eso claro que me llena y me inspira a seguir trabajando en la creación de espacios para nosotras fuera de todos los roles que tenemos como mujeres”.
“Todas sabemos en el fondo lo que nos hace felices”
Para la maratonista queretana parte importante de practicar deporte, es hacer lo que la hace feliz, algo que complemente los roles que desempeña en la sociedad a pesar de que difiera con las exigencias o mandatos de género como la maternidad, hecho que transmite a sus corredoras.
Comparte con ellas su experiencia de formar y mantener unida a una familia, lo que a ella le implicaba sacrificar sus deseos personales y profesionales, tenía que “apagar su luz para que los demás brillaran”, sin embargo, luchó hasta lograr lo más parecido a un equilibro, en donde a un extremo se encuentra la estabilidad de sus dos hijas y en otro ella. “Tuve que destruir una familia para reconstruirme, esa familia era la mía”, señaló al momento de reconocer que no es fácil pero siempre vale la pena luchar por la felicidad propia para así poder compartir la felicidad con los demás.
Viniste a este mundo a ser feliz, pregúntate ¿qué te hace feliz?, trabaja por eso. Si en el camino por el que vas no estás encontrando tu felicidad se vale regresar y re direccionar la ruta”.